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24 marzo 2025

Jesús, igual que Elías y Eliseo, no ha sido enviado únicamente a los judíos

Lucas 4, 24-30

Habiendo llegado Jesús a Nazaret , le dijo al pueblo en la sinagoga:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

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Hablar no siempre sale gratis
Dicen que «hablando se entiende la gente», pero no es verdad. Hablando no se entiende nadie, porque, para entender, primero hay que escuchar. La gente se entiende cuando habla y escucha, cuando acoge las palabras del otro, reconoce la verdad –mucha o poca– que hay en ellas, y les da una respuesta. El problema surge cuando la verdad duele.
Jesús no es de quienes callan por miedo a levantar tempestades. Él, que es la Verdad, regala palabras de verdad, aunque esa verdad duela. Llega a la sinagoga de su pueblo, y recuerda a sus vecinos que dos extranjeros, Naamán y una viuda de Sarepta, acogieron mejor a los profetas que los propios israelitas. Nazaret y Jesús se habrían entendido hablando si los nazarenos hubiesen acogido las palabras del Señor y, reconociendo su verdad, se hubiesen convertido para acoger al Salvador mejor de lo que sus padres acogieron a los profetas. Pero no fue así. Como aquellas palabras dolían, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
¿Estás dispuesto a ser odiado por decir la verdad? ¿O piensas que nos entendemos mejor callando «ciertas cosas»?