-
Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden! Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».
***
Cosas buenas, cosas urgentes, cosas estúpidas
Pedí al Señor que curase a mi amigo enfermo, y Dios me concedió su confesión y su partida al Cielo. Pedí al Señor que me librara de aquel sufrimiento, y Dios me concedió padecerlo con paciencia junto a su Hijo crucificado. Yo pedía cosas urgentes, y Dios me concedía cosas buenas. Tardé en entenderlo, pero, una vez lo entendí, no he dejado de dar gracias.
Pedid y se os dará… si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Dios quiere darte, también a ti, cosas buenas. Está deseando que se las pidas, pero tú estás demasiado ocupado pidiendo cosas urgentes. No te diré que dejes de pedirlas, pero te invitaré, una vez más, a desear las buenas. Le preguntó Dios a un alma que pedía encontrar trabajo: «¿Qué prefieres que te dé, un trabajo o la liberación de ese pecado que te esclaviza?» Respondió el parado: «Señor, ahora dame trabajo, y de ese pecado hablamos después, cuando tenga dinero y pueda pensar en esas cosas».
Pides comida, pero deberías pedir hambre: hambre de Dios. Es lo que más necesitas.