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5 octubre 2025

¡Si tuvierais fe ... !

Lucas 17, 5-10

En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:
«Auméntanos la fe». El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo, “Enseguida, ven y ponte a la mesa”?
¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

***

El siervo
Jamás entenderemos la hondura de la parábola del siervo inútil si la leemos deprisa. Porque rápidamente pensamos que el Hijo de Dios, autor de la parábola, es el Amo, y a nosotros nos corresponde el papel del servidor.
Trasladémonos a la Última Cena: Os digo que desde ahora ya no beberé del fruto de la vid hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre (Mt 26, 29). Después de realizar su trabajo labrando o pastoreando (que ambas labores realizó el Hijo de Dios), Jesús piensa ya en la comida que le aguarda en casa.

Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú. Antes de pasar al reino de su Padre, el Siervo tenía que alimentar a sus señores. Y, en la Cruz, nos entregó su cuerpo como alimento y su sangre como bebida. Después, cuando consumó su servicio, pasó a comer y beber con su Padre.
Lo sorprendente de la parábola es que el Hijo de Dios asumió primero el papel del siervo. Y así nos marcó el camino a nosotros.
Dios ya te ha servido a ti. Ahora, dime: ¿sirves tú a Dios?