-
Juan 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
***
El arte de amar bien
Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu madre. Miradla en la Piedad, abrazada al cuerpo desnudo de su Hijo. Así, desnudo, lo tuvo en sus brazos en Belén. Pero entonces no hubo sangre ni agua. Ahora ese cuerpo está abierto, bañado en agua y sangre como el bebé recién nacido. Y en ese cuerpo, como miembros suyos, estamos nosotros, recién nacidos a la gracia como hijos de Dios y de María. Si en Belén dio a luz sin dolor, con grandes dolores nos ha alumbrado en el Calvario. Pero del sufrimiento del parto nace la alegría y, con esa alegría, quienes llamamos a Dios «Papá» llamamos a la Virgen «Mamá».