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30 agosto 2025

Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor

Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
- “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco.” Su señor le dijo:
- “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
- “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.
Su señor le dijo:
- “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó el que había recibido un talento y dijo:
- “Señor, sabia que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.” El señor le respondió:
- “Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes”».

***

La cuenta de resultados
Hay personas que se agobian con esta parábola: Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco. Piensan que tienen que llegar a la muerte con una «cuenta de resultados» exitosa y, conforme envejecen, al no ver frutos de su vida, se atemorizan.
«He educado a mis hijos en la fe, y ninguno de ellos va a misa. Mis nietos siguen sin bautizar. He hablado de Dios a muchas personas, pero ninguna ha querido acercarse a la Iglesia. He fracasado en todo»… ¿Qué le dices a una persona como ésta? Para empezar, que también yo hubiera querido que saliera de mi parroquia alguna vocación sacerdotal.