Página inicio

-

Agenda

21 junio 2025

No os agobiéis por el mañana

Mateo 6, 24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: No estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?
¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».

***

Elige bien tus preocupaciones
El número de problemas que se soluciona pensado es bastante limitado. Los problemas de matemáticas se solucionan pensado. Y algunas cuestiones prácticas también se pueden arreglar dándole a las neuronas unas vueltas.
Pero no vas a evitar que anochezca por mucho que pienses. Tu hijo no va a cambiar gracias a tu preocupación. Ni se va a curar ese enfermo por más que pienses en su enfermedad. Ni va a ser más amable contigo esa persona por las horas que dedicas a maldecirle por dentro.
Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida… Buscad, ante todo, el reino de Dios y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura.
Te aconsejo una «santa irresponsabilidad»: Puesto que no puedes cambiar nada de cuanto te preocupa, trata de prescindir de ello; abandónalo en manos de Dios. Y centra tus energías en tu propia santificación. Pon toda tu atención en hacer, en cada momento, lo que Dios te pide. Y hazlo bien, con elegancia, con finura, como si nada te preocupase más que ofrecerle al Señor lo mejor de ti.
Te sorprenderás. Las manos de Dios son más poderosas que tus agobios. Sólo tenías que escoger bien tus preocupaciones.