Página inicio

-

Agenda

5 mayo 2025

Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna

Juan 6, 22-29

Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?». Respondió Jesús: «La obra de Dios es Esta: que creáis en el que él ha enviado».

***

¿Tu rey, o tu criado?
Comienza hoy el discurso más conflictivo del Señor: el del pan de vida. Cuando lleguemos al final, veremos cómo la audiencia se marcha escandalizada y decide no seguir más a Jesús. Cristo se quedó, prácticamente, sin discípulos después de aquel discurso.
Para comprender el drama, es preciso conocer a los personajes. Aquellos judíos habían querido hacer rey a Jesús tras la multiplicación de los panes y los peces. Y ahora, cuando lo encuentran, le piden cuentas: Maestro, ¿cuándo has venido aquí? Mañana lo acosarán con arrogancia: ¿Qué signo haces tú? ¿Cuál es tu obra?
¿No querían hacerlo rey? A un rey no se le piden cuentas; es el rey quien pide cuentas a sus súbditos… Pero ellos no pretendían ensalzar a Jesús para someterse a Él, sino para manejarlo; querían un rey al servicio de sus caprichos. ¡Cómo no hacer rey a quien multiplica panes y peces! Es la mejor inversión para incrementar el producto interior bruto de Israel.
Les sucede a muchos: Cristo será su rey si hace lo que le piden. Y, si les van mal las cosas, le pedirán cuentas. Pero jamás se han planteado que, si Cristo es su rey, son ellos quienes le deben obediencia.