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19 mayo 2025

El Defensor que enviará el Padre os lo enseñará todo

Juan 14, 21-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él». Le dijo judas, no el Iscariote:
«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?». Respondió Jesús y le dijo: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».

***

¡Me alegra que me haga esa pregunta!
Dicen los cursis en las ruedas de prensa: «Me alegra que me haga esa pregunta». Les tomo la frase prestada, y le digo a san Judas: «¡Me alegra que le hagas al Señor esa pregunta!»
Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo? La pregunta es necesaria, especialmente en Pascua. ¿Por qué Cristo resucitado no se manifestó a todos, sino a unos pocos?
Jesús no se manifestó sólo a quienes creían. En ese caso, tendría que haberse aparecido a Caifás, quien tan seguro estaba de la resurrección de Cristo, que sobornó a los soldados para que mintiesen. Tomás, sin embargo, no creía, y vio al Señor. Jesús se manifestó a quienes lo amaban. Si lo amamos, lo veremos. Aunque no como ellos.
Tras su Ascensión, Jesús ya no se manifiesta a los ojos, sino a los oídos. El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. Quienes aman al Señor atesoran sus palabras, y, a través de ellas, no sólo el Hijo, sino la Trinidad entera toma posesión del alma y se manifiesta al cristiano como un Amor que lo llena todo.