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15 mayo 2025

El que recibe a mi enviado me recibe a mí

Juan 13, 16-20

Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: «En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha traicionado.” Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. En verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado».

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Tu sitio a los pies de Jesús
Así comienza el evangelio de hoy: Cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos…
En ese momento, previo a su Pasión, puso el Señor a cada uno en su sitio. Él se situó a los pies de los apóstoles, como el Siervo de Dios que no ha venido a ser servido, sino a servir. Y después, con sus palabras, les dijo a ellos, y a nosotros, cuál es nuestro lugar: El criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía… El que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado.
Díselo: «Jesús, Tú me has lavado, no los pies, sino el alma, con tu sangre, y me has robado el corazón. Soy tuyo, tu criado; quiero serlo durante toda mi vida. No permitas que desee jamás ser más que Tú. Si Tú colgaste de una cruz a oscuras, no vaya yo a querer vivir entre consuelos. Soy tu enviado. No consientas que me apodere de mi vida, porque cada minuto y cada respiración quiero emplearlas en llevarte a los hombres».
Ahí tienes tu sitio. Ocúpalo agradecido.