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Marcos 8, 14-21
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca.
Y Jesús les ordenaba diciendo:
«Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes». Y discutían entre ellos sobre el hecho de que o tenían panes.
Dándose cuenta, les dijo Jesús:
«¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis en corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?». Ellos contestaron:
«Doce».
« ¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?». Le respondieron: «Siete». Él les dijo:
«¿Y no acabáis de comprender?».
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Me encanta Jesús cuando se enfada
Me pregunta una feligresa si decir «ojalá te mueras» puede ser un pecado mortal. Le respondo que depende de la temperatura. Esas palabras pueden estar encendidas de odio, de lástima, o de estupidez. Jesús dijo de Judas: Más le valdría no haber nacido (Mt 26, 24). Y no pecó.
Lo cierto es que me encanta Jesús cuando se enfada. Pocas veces lo veo tan humano. Advierte a sus apóstoles: Guardaos de la levadura de los fariseos y de Herodes, para invitarlos a evitar la hipocresía. Y ellos creen que les lanza una indirecta porque no habían comprado el pan. Discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes. Entonces el Señor «revienta»: ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? Le faltó decir: «¿Sois tontos, o qué os pasa?». Y, para que no pensáramos que esas palabras eran fruto de una ira descontrolada, después de resucitar se despachó del mismo modo con los de Emaús: ¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! (Lc 24, 25).
Es que hay insultos que están llenos de cariño. Y deben recibirse como caricias, no como azotes.