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25 junio 2024

Tratad a los demás como queréis que ellos os traten

Mateo 7, 6. 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‘No deis las cosas santas a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen con sus patas y al revolverse os despedacen.

Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos: ésta es la Ley y los Profetas.

Entrad por la puerta angosta, porque amplia es la puerta y ancho el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por ella.

¡Qué angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la Vida, y qué pocos son los que la encuentran!

***

Este Evangelio está dividido en tres frases. Para entender la primera de ellas, hay que fijarse en lo que la precede inmediatamente. Jesús acaba de decir a los apóstoles que no deben juzgar a los demás, “porque los juicios con que juzguéis se os juzgará” (Mt 7,2). Jesús muestra ahora, en una digresión, que hay una diferencia entre el juicio y el discernimiento.

El discípulo debe hacer apostolado con todos sin excepción. Pero algunos no sólo no escuchan, sino que ridiculizan el Evangelio y cometen blasfemias. Si alguien no tiene otro propósito que burlarse del Evangelio y mofarse de su enseñanza, dice Jesús, el discípulo puede usar su discernimiento y centrar sus energías con otros. No hay escasez de personas que necesitan escuchar el Evangelio.

El discernimiento es, en cierta medida, dado a cada cristiano, y permite al discípulo llegar a aquellos que serán más receptivos al mensaje de Nuestro Señor.

El Señor vuelve de su digresión, y en su segunda frase se refiere al punto principal de no juzgar a los demás, y muestra cómo encaja en un marco más amplio de ética, “todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos” (Mt 7,12).

La tercera y última frase, “entrad por la puerta angosta” (Mt 7,13) es una advertencia a los indiferentes de que la perdición es una posibilidad real, y al mismo tiempo es una invitación para sus discípulos. En palabras del Papa Francisco: “El Señor nos ofrece tantas ocasiones para salvarnos y entrar a través de la puerta de salvación. (…) Debemos aprovechar las ocasiones de salvación. Porque llegará el momento en que ‘el dueño de casa se levantará y cerrará la puerta’ (…). Nuestra vida no es un videojuego o una telenovela; nuestra vida es seria y el objetivo que hay que alcanzar es importante: la salvación eterna.” (Papa Francisco, Discurso del Ángelus, 21 de agosto de 2016).